¿Qué es un jardín vertical?

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El jardín vertical es una de las formas arquitectónicas de creación de formas de embellecimiento y diseño de jardines en zonas con poco espacio de crecimiento. En el concepto de sustentabilidad y aprovechamiento del espacio de la arquitectura moderna, el jardín vertical es la solución idónea.

Además de ser una solución de espacio, el jardín vertical es una estructura viva que provee al ambiente frescor, oxígeno, luz y un confort inigualable. Las edificaciones que han incorporado un jardín vertical, han sido capaces de crear un ambiente mucho más habitable.

Fuera de ser una tendencia moderna, el jardín vertical ha vivido con la humanidad desde los tiempos bíblicos. El mítico jardín vertical, los jardines colgantes de Babilonia, no eran más que estructuras verdes dentro del abrasador desierto.

Los oasis árabes o los patios interiores de las casas coloniales tenían versiones de un jardín vertical adaptados a la tecnología constructiva de la época. Con ellos, creaban microclimas en los que la vida podía desarrollarse a plenitud.

Una solución para el ahorro de agua y el mejor aprovechamiento de los recursos, una solución estética y un espacio de 360º que se enmarca en la armonía, balance y estética. Cumple con todos los principios arquitectónicos, de calidad de vida y salud mental. Son espacios para la relajación, la meditación y el vivir confortablemente.

Pero ¿Sabemos bien qué es un jardín vertical? Construir un jardín vertical no es un proceso tan simple como colgar un par de plantas en la pared. Se trata de crear un micro ecosistema verde que interacciona, está vivo y genera movilidad en los espacios arquitectónicos.

Veamos todo lo referente a este sistema tan complejo y que de seguro podremos hacer en nuestros espacios, pues se adaptan a todas las estructuras interiores y exteriores.

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¿Cuáles son los componentes de un jardín vertical?

Para hacer un jardín vertical, debemos pensar en primer lugar en reunir las condiciones ideales para su construcción. Una de las ventajas de este tipo de estructuras es su infinita adaptabilidad.

Puede construirse en espacios interiores y exteriores, puede ser un vínculo conectivo entre espacios y no se limita en superficie o altura. El jardín vertical, es una de las estructuras más versátiles de la arquitectura.

Sin embargo, requiere de una serie de elementos que le permitan desarrollarse a plenitud. Debemos recordar que el jardín vertical es un micro ecosistema que puede desarrollarse en sí mismo y debe interactuar de manera natural.

Por ello, el soporte físico, el sustrato y la forma de riego del jardín vertical se deben planificar y estructurar de manera inteligente. Deben de estar en función de las plantas y asegurar su pleno desarrollo. Las plantas, como es obvio, condicionan el desarrollo del jardín y determinan muchos elementos estructurales.

Es por ello que antes de siquiera pensar en iniciar un proyecto, debemos asegurarnos de contar con:

  1. Las plantas
  2. La estructura portante
  3. La cara posterior, en los casos de jardines con cara vista
  4. La cara verde, en los casos de jardines de  dos caras vistas
  5. La cubeta de escorrentías
  6. El sustrato
  7. El sistema de riego
  8. El sistema de iluminación (en el caso de haberlo) y de humedad

Comenzamos a estructurar el jardín desde las plantas por una razón muy poderosa: Son las plantas quienes definen al jardín vertical. La orientación al sol, la incidencia del agua de lluvia, las condiciones de humedad, insectos, sustrato y todos los etcéteras del jardín vertical.

Todo inicia en las plantas, pues ellas condicionan todo. Sin embargo, en aquellos casos en los que la elección del emplazamiento es única, el proceso debe hacerse al revés.

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1- Las plantas en el jardín vertical

Las plantas son la razón de ser del jardín vertical, son el corazón y caparazón del jardín vertical. Pero, aunque parezca una obviedad, nunca debemos olvidar que las plantas son seres vivos y como tal, necesitan de varios elementos para subsistir y desarrollarse.

Las plantas necesitan de agua, iluminación, luz solar (o su ausencia), sustrato y arraigo, estos elementos son totalmente diferentes entre cada planta.

Hay plantas que requieren de muy poca agua y que necesitan la incidencia directa de la luz del sol. Otras por el contrario se desarrollan en ambientes húmedos, oscuros y en los que la luz del sol las deteriora.

Hay plantas parásitas que necesitan de otra planta para formar relaciones simbióticas de subsistencia, mientras que algunas son dependientes de insectos o vectores de polinización. Y otras, necesitan de condiciones muy específicas para sobrevivir. 

En definitiva, cada planta es un universo en sí mismo y tienen unas condiciones que deben darse en una suma perfecta para poder subsistir y desarrollarse en plenitud. La belleza del jardín vertical y su validez estética depende única y exclusivamente del desarrollo plantar.

En este sentido, hay dos modalidades de enfocar la construcción de un jardín vertical:

  • Escoger las plantas en primer lugar y a partir de allí, desarrollar el resto de las variables estructurales del jardín.
  • Hacer la estructuración del jardín en primer lugar y a partir de estas condiciones, buscar las plantas que mejor se adapten a él.

Cualquiera de las opciones son válidas y dependen mucho del emplazamiento, disponibilidad de espacio y las características propias del área en la que se hará el jardín.

Elección de plantas para un jardín vertical

En primer lugar, debemos pensar en el emplazamiento del muro en el que se ubicará el jardín vertical. Los jardines verticales pueden ubicarse en el interior de la casa, en el exterior o en espacios intermedios como corredores o gazebos.

En cada una de estas ubicaciones la incidencia del sol, lluvia, exposición a elementos, insectos o humedad, son muy diferentes.

En tal sentido, debemos elegir plantas para cada una de estas ubicaciones. Como hemos comprendido en este punto, no todas las plantas son iguales y tienen requisitos de vida diferentes.

En cualquier jardinería o vivero, podremos ver que hay tres clasificaciones básicas de plantas: 

  • De sol (ideales para exteriores)
  • De sombra (perfectas para el interior)
  • Intermedias o media sombra (perfectas para espacios sin mucha incidencia solar)

En esto, las plantas tienen diferentes requerimientos. Las plantas de sol o de exteriores necesitan de mucha luz solar directa y soportan muy bien la inclemencia del sol. Las xerófilas y las plantas “más verdes” son ideales para estos lugares.

Dependiendo de la zona, las hiedras, cactus y flores de coloración silvestre son perfectas. Aunque debemos consultar con nuestro jardinero local las mejores opciones pues en cada punto geográfico, la flora es muy diferente.

Las plantas de sombra se eligen como las perfectas para el interior pues son plantas que no requieren de luz solar directa y se desarrollan bien en ambientes húmedos. Las bromelias, orquídeas o crotos, son perfectas para la jardinería interior por su gran resistencia a ambientes sombreados.

En las zonas de “pasillo” es decir que tienen luz natural, aire circulante pero techadas o en sombra de arboledas, las plantas de media sombra son perfectas. Los helechos, ciertos frutales y bayas se desarrollan muy bien en espacios con mucha claridad pero sin sol directo.

Planta local, planta mejor

Es difícil disponer de un “top” de plantas para jardín vertical universal, es decir, las plantas que se dan muy bien en Buenos Aires, pueden fracasar en Lima. Incluso, en una misma región, podemos tener plantas que se dan exquisitamente en el sur pero que en el norte no sobrevivan.

Esto solo quiere decir una cosa: Planta local. Diseñar nuestro jardín vertical con plantas locales y autóctonas, será siempre la mejor decisión.

Muchas personas se enamoran de jardines verticales en viajes o visitas a algunos países diferentes al suyo. En este sentido, ver un jardín hermosamente plantado en una zona tropical no quiere decir que vaya a darse en una zona subtropical.

Pretender que las plantas importadas de otros ambientes se van a dar en nuestro ambiente, es muy difícil, pues los ciclos de vida de las plantas son muy rigurosos. Es aquí cuando el jardinero local, la tienda del barrio o el vivero de nuestra ciudad, nos es de inmensa ayuda. Pregunta sin miedo y de seguro estos profesionales tendrán las mejores opciones para nuestro jardín vertical.

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Planta grande o semilla: That is the question

He aquí una de las dudas más grandes de las personas al momento de decidir los tipos de plantas que van a conformar el jardín vertical. En este sentido, no hay reglas escritas sobre la pertinencia de comprar plantas ya desarrolladas o plantarlas nosotros mismos.

Sin embargo, debemos tener en consideración dos elementos fundamentales: El tiempo y la dedicación. Es decir, si compramos plantas ya desarrolladas, debemos consultar sobre las condiciones óptimas para hacer el trasplante desde la maceta al jardín.

En algunos casos, las plantas tienen un tiempo ideal, una forma específica y unas condiciones para hacer un trasplante exitoso. Algunas requieren de una preparación especial del sustrato, otras deben trasplantarse de noche y otras deben hacerse en alguna etapa de crecimiento.

En el caso de plantar nuestras plantas desde semillas, debemos considerar que hay un tiempo de crecimiento mínimo que debemos respetar. Para ello, debemos aguardar el tiempo de desarrollo de la planta hasta que tengan las condiciones de trasplante ideales.

Esto es mucho más estimulante para muchas personas, pues les asegura que han estado presentes en todos los procesos y les da un toque especial. Algunos hacen este proceso con mucha antelación mientras se construyen los espacios y se hacen los procesos de estructura.

Algunas plantas se pueden sembrar directamente en el jardín vertical, pues tienen un crecimiento sin mayores requisitos especiales. Esto permitirá que la planta no sufra los riesgos del trasplante y por ende puede ser más beneficiosa a largo plazo.

Cuidado con las plantas agresivas

¡Si! Hay plantas que son agresivas con otras plantas y pueden ser depredadoras o “ladronas” de nutrientes. Es muy distinto a las plantas simbióticas como las orquídeas, que pueden subsistir a costa de otras pero sin afectarlas. Hay plantas que pueden destruir a otras plantas y afectar el propósito del jardín vertical.

Nuestro jardinero local o los especialistas del vivero pueden decirnos la naturaleza agresiva de cada planta y su capacidad de convivencia con otras plantas. Por otro lado, debemos evitar aquellas plantas que puedan suponer algún riesgo para las personas, mascotas o el entorno.

Ciertas ortigas, bayas, xerófilas y plantas tropicales, aunque pueden ser muy bellas, pueden causar alergias, urticarias o alguna reacción desfavorable al tacto. También, algunas plantas como ciertas hiedras, ficus y otras trepadoras, traspasan hacia los muros y pueden acabar con gruesos muros de manera pasiva.

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Necesidad de sustrato, riego y ventilación

Las plantas ideales para el jardín vertical deben tener las siguientes características básicas:

  • Poca necesidad de sustrato
  • Bajos requerimientos de riego y poca absorción de agua
  • Necesidades de ventilación determinables

Una planta que necesite un sustrato profundo como los árboles frutales o ciertas plantas como los ficus, no será óptima para el jardín vertical. Es decir, se supone que el grueso del sustrato del jardín no será muy ancho y en algunos casos, sólo será de algunos centímetros.

Entonces, una planta que necesite un metro o más de sustrato para desarrollarse, no podrá estar en nuestro jardín vertical. Por otro lado, una planta que requiera de un sustrato pedregoso, acuífero o especial, no es recomendable.

Las plantas que requieren litros y litros de agua para desarrollarse van en contra del sentido de un jardín vertical. Hay plantas que deben ser regadas a diario y que ante cualquier falta de humedad del sustrato, simplemente mueren. Esta delicadeza es contraproducente en el jardín vertical.

Asimismo, las plantas que sean susceptibles a la acción del viento o por el contrario la ausencia de éste, deben escogerse con cuidado.

Cuidado con las sorpresas

No son raros los casos en los que las personas siembran una planta que al crecer lo hace de una manera muy diferente a lo que habían planeado. El crecimiento de las plantas es fundamental en la planificación de un jardín vertical.

Cada planta tiene un lugar y una posición específica dentro del jardín vertical. Una planta que crece de manera diferente al plan inicial, pueden poner en riesgo el desarrollo del jardín.

Es por ello, que debemos asegurarnos de ver como es la planta en su estado adulto y como es su ciclo de vida. Algunas plantas son preciosas pero no sobreviven más que un par de semanas. Estos recambios de plantas pueden resultar engorrosos y dar al traste con el plan inicial.

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2- La estructura portante del jardín vertical

Para la solidez y estabilidad del jardín vertical, la estructura portante es la clave. Una buena estructura dará firmeza, estabilidad y sobre todo, seguridad a la construcción de un jardín vertical.

Una estructura portante sólida, permitirá soportar el enorme peso del jardín, el sustrato, las plantas y el desarrollo futuro. 

Debemos tener en consideración que el jardín vertical ejerce diferentes fuerzas portantes a lo largo de su desarrollo. Es decir, el peso de las plantas cuando están en sus etapas de crecimiento serán muy inferiores a cuando alcanzan el estado adulto.

Por otro lado, el sustrato seco pesa solo una fracción de los pesos alcanzados cuando se llenan de agua y humedad. 

Descansar todo el peso del jardín en un muro, puede ser contraproducente y en algunos casos, incluso hasta peligroso. Un jardín vertical sin un soporte adecuado, puede hacer colapsar a una pared o una estructura principal de la casa.

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Importancia de la estructura portante

La estructura portante ha de ser la base sobre la cual se soporta el peso y la fuerza de todo el conjunto. La suma de los pesos individuales de todos los elementos, puede ser mayor al soportado por el muro. Además del crecimiento plantar, se debe añadir el peso del agua que humedece el sustrato y por tanto ejercer más presión sobre la estructura.

En este sentido, debemos estar condicionados por las plantas elegidas para el jardín vertical y su crecimiento. Algunas plantas de tallos gruesos, maderos o con hojas de gran absorción de agua, pueden triplicar el peso con el riego.

A su vez, sus raíces pueden esconder hasta ¾ de la planta debajo del sustrato con gran absorción de agua e incrementando su peso cada vez que es regada. En la mayoría de los casos, la estructura debe soportar un grosor de sustrato que varía entre los 7 cm y 30 cm. Con diferencias de composición, tamaño de partículas y absorción de agua.

En plantas en régimen de hidroponía, las necesidades del sustrato pueden requerir grandes cantidades de agua que incrementa el peso. Asimismo, las plantas de menores necesidades de sustrato, pueden liberar de carga a la estructura.

También hay que considerar si el jardín será de una o dos caras vistas, ya que esto determinará los materiales, cimientos y altura máximas de la estructura portante.

Forma de la estructura portante del jardín vertical

La estructura no tiene que ser necesariamente de una sola pieza, puede estar formada por vigas en forma de L para los extremos del jardín y de T en el interior.

La anchura del jardín puede justificar estructuras unidas mediante tornillos y tuercas o soldadas con pletinas horizontales. Algunos constructores se valen de cables que trabajan a tensión y que unen los vértices opuestos. 

El conjunto de vigas, pletinas y cables se unirán a otra estructura de similar composición y unida al jardín vertical. Se deben unir mediante pletinas que hagan de puente entre las dos estructuras y formando una especie sándwich en celosías. Así, deben ser capaces de soportar posteriormente las caras anterior y posterior así como el sustrato en el interior.

Algunos prefieren instalar estructuras portantes de elementos naturales como madera o bambú. En estos casos, el principio estructural debe mantenerse sin importar que los materiales sean metálicos o naturales.

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Los materiales de la estructura

En un principio, los materiales como el aluminio, acero inoxidable y el hierro galvanizado parecen los materiales metálicos más recomendables.

Sin embargo,  no es conveniente que las T tengan alas muy grandes, alas  pequeñas pueden ser suficientes para fijar las caras laterales del jardín vertical. A su vez, las alas pequeñas pueden quedar disimuladas con el follaje y si son muy anchas quizá las plantas no las cubran en su totalidad.

Una parte visible de la estructura puede afectar la estética pues las sales y hongos de la humedad las hacen menos agradables estéticamente. Las viguetas de hormigón armado o fibrocemento pueden ser adecuados, aunque hay que considerar su durabilidad, resistencia e incidencia en el peso total.

Otro factor a tener en cuenta es que debe mantenerse estable la posición vertical de la estructura portante. Una construcción de cierta envergadura, tendrá más dificultades a la hora de ganar estabilidad.

El anclaje al suelo u otros elementos estructurales puede ser una solución para asegurar la estabilidad del jardín vertical. ‘Sembrar” cimientos en el suelo a cierta profundidad puede ser una solución para estructuras que no estén apoyadas en muros o estructuras a dos caras vistas.

Humedad y viento

El gran enemigo de la indemnidad de una estructura portante es la humedad. Esta puede puede impregnar el muro y  por lo tanto la estructura deberá quedar separada del muro unos 2 o 3 cm como mínimo. 

Se debe dejar que el aire corra entre ambos planos con facilidad y con ello favorecer el arrastre de la humedad. Esto no impide que a una distancia razonable del muro se coloquen anclajes que mantengan unido el jardín vertical al muro de manera más firme.

Si el jardín es a dos caras y una no tiene un soporte directo a un muro, se debe buscar una base lo suficientemente resistente para aguantar los embates de aire. Esto obliga a buscar la estructura más resistente y cimentar bien al suelo. Para mayor seguridad puede ponerse postes inclinados a modo de arbotantes que amplíen la superficie de apoyo de la base.

Plano inclinado

Las estructuras inclinadas permiten que la circulación y acumulación de agua se concentre en la base del jardín vertical y menos en la parte superior. Dependiendo, otra vez, de la escogencia de las plantas, se debe diseñar la distribución plantar. Se pueden ubicar las plantas de menor requerimiento de agua en la parte superior y las de mayor, en la base.

La estructura de plano inclinado favorece que el agua se acumule en la parte inferior creando un centro de acumulación de agua que puede favorecer la humedad. Esta acumulación puede permitir que por la evaporación, el microclima del jardín vertical tenga ciertos niveles de humedad superior al ambiental.

Algunos diseñadores crean sistemas de canales y desagües que pueden regular la cantidad de agua acumulada. Especialmente en zonas tropicales, en los que la acumulación de agua favorece el crecimiento de mosquitos e insectos.

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3- La cara posterior de una sola cara vista

En la construcción de un jardín vertical de una sola cara vista, la misión de la cara posterior es ser el freno de la humedad y el viento. Es por ello que se busca construir esta cara con un material impermeable o impermeabilizado.

Las chapas de aluminio, cristales, plásticos de larga duración y materiales de impermeabilización o aislamiento son los más adecuados.

Los materiales de contrachapado marino, que se recubren con resinas epóxicas, son bastante idóneos pues se trabajan con bastante sencillez y son maleables.

Trabajar con este material aporta una gran versatilidad, pues tienen una gran flexibilidad y permiten adaptarse a curvas, tensiones y formas dispares. A su vez, es un material que resulta duradero en ambientes hostiles como espacios de gran humedad y salitre, así como resistir la acción del sol directo y prolongado.

Estas láminas se intencionan para ser usadas en embarcaciones con una constante exposición al agua salada, sol y mucha humedad. En el mercado hay chapas de materiales epóxidos de diversos espesores y resistencias mecánicas. De hecho, algunos diseñadores de jardines verticales las usan como parte de la estructura por su resistencia y durabilidad.

Se pueden unir varias láminas si se desea conseguir un espesor superior al que proporcionan las láminas. Esto además, debe anclarse al suelo o a la estructura portante.

¿No se ve?…¡Si! Si se ve 

Muchos diseñadores de un jardín vertical no prestan la suficiente atención a la cara posterior porque en su entender no se ve y por lo tanto, no requiere atención.

Pero resulta que en muchos casos aunque no esté expuesta directamente, puede verse desde ciertos ángulos. Es entonces en este sentido que debemos cuidar cada elemento de la estética, aún en los “tras bastidores” del jardín vertical.

Las mallas de jardinería, las láminas de contrachapado, rafias, mallas vegetales o incluso mallas plásticas pueden ser una excelente opción para embellecer esta zona.

En algunos casos, se debe cubrir esta zona pero sin impedir el paso del aire o la capacidad de transpiración del jardín vertical. Es por ello que dependiendo del caso, la cobertura de la cara posterior debe cuidarse bien.

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4- La cara verde para jardines a dos caras vistas

El jardín vertical con dos caras vistas tiene una mayor versatilidad estética pero a su vez, suponen un mayor reto constructivo y arquitectónico. La cara doble permite contener el sustrato y que los tallos de las plantas atraviesen la estructura sin problemas. 

Desde tejidos de rafia vegetal o de propileno agujereado pueden dar esta función de manera perfecta. En este sentido, la elección de las plantas y la contención del sustrato es uno de los elementos a tomar en cuenta para el diseño de las caras dobles del jardín vertical.

Cuando el sustrato tiene mayor densidad, tamaño de partículas o no se escapa fácilmente, se pueden elegir mallas metálicas abiertas. Esto incluso se puede combinar con distintos niveles de apertura de la malla para perfeccionar su trabajo. Para el sustrato  de tipo terroso, la mejor solución es instalar una doble capa con un exterior de malla metálica abierta como soporte.

El interior se puede forrar con un tejido tupido y blando, este tejido favorece que las plantas pueden deformarlo con facilidad. Las mallas y tejidos que se usan en el jardín vertical han de ser resistentes a la humedad y a las sales de las plantas. Del mismo modo deben tener resistencia física para soportar las perforaciones de las raíces, tallos y sustrato.

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5- La cubeta de escorrentías

Con el riego adecuado, suficiente y sin excesos, no debería producirse escorrentías de importancia. Sin embargo, debemos considerar que eventualmente se pueda generar alguna escorrentía en la cara posterior del jardín vertical.

Estas pérdidas de agua pueden perjudicar el sustrato y la vida de las plantas por el derrame y pérdida de humedad. Es por ello que ha de protegerse la cara en contra de los inevitables escapes de agua.

La cubeta de escorrentías o de derrames, se transforma en un elemento fundamental en el diseño de un jardín vertical. La necesidad de esta cubeta debe pensarse desde el punto de vista que los derrames son puntuales, escasos y circunstanciales. 

Un jardín vertical, por lo general no debería necesitar estas cubetas, pero en las casas que se ubiquen en zonas de desagües, si se requieren.

En los casos que el agua caiga al pie de la casa puede ser conveniente alejarla de los muros y cimientos. Construir algún tipo de canal que recoja los posibles derrames y los desplace hacia otro lugar es suficiente.

No obstante, en el caso de los jardines verticales interiores, no es suficiente solo recoger el agua excedente sino darle salida en un lugar seguro. Esto implica trasladar el agua a un depósito que pueda vaciarse manualmente o que pueda ser reciclado mediante una bomba a la parte superior del jardín.

Esto permite aumentar la eficiencia del sistema con un mejor aprovechamiento del agua, especialmente en zonas en las que el recurso es más escaso.

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6- El sustrato del jardín vertical

El sustrato de un jardín vertical es el medio de subsistencia de las plantas y en definitiva, el que dará vida al jardín, manteniendo la humedad, los nutrientes y la estabilidad del sistema.

Nuevamente, la elección del sustrato varía en función de las plantas que se deciden cultivar en el jardín vertical. Las plantas parásitas como bromelias, orquídeas y tillandsias viven agarradas a  troncos de árboles debajo de la bóveda de hojas. En este sentido, los sustratos deben ser ricos en nutrientes y materia vegetal.

Las xerófilas, por lo general viven en suelos de baja acumulación de agua y con mayor fluidez del riego, por lo que necesitan sustratos más rocosos.

Estos dos ejemplos quieren decir que para la elección del sustrato debemos tomar en consideración a cada planta y tratar de reproducir al máximo su entorno natural. En este sentido, en el mercado hay cientos de opciones de sustratos naturales y enriquecidos que pueden ser perfectos para el jardín vertical. Veamos tan solo unas cuantas opciones más frecuentes.

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Cáscara de Coco

La cáscara de coco es un material orgánico de lenta descomposición que se comercializa en bloques compactados y de fácil manejo o ajuste a formas diversas.Este sustrato es ideal por su capacidad de acumular agua y su gran aporte de nutrientes a la planta.

Para su uso en el jardín vertical se deben rehidratar los bloques de cáscara de coco, con ello se puede expandir su volumen de 3 a 5 veces su tamaño en seco.A pesar de ser un material orgánico, la muy lenta descomposición se debe a su elevada concentración de lignina de entre 45-50 % y se estima que tiene una vida útil de 6 a 8 años.

La cáscara de coco contiene dos clases de materiales que son ideales para fungir como sustrato. El primero tiene un aspecto muy parecido al corcho, pero de poros abiertos y de gran capacidad de absorción de agua. 

A su vez aporta gran capilaridad, lo que facilita el drenaje y la absorción por parte de la planta. El otro componente de la cáscara de coco son las fibras de longitud variable y que pueden llegar a  los 4 cm de longitud. 

Algunos fabricantes retiran esta fibra pues es muy apreciada en la industria textil, dejando el resto para hacer sustratos para cultivos hortícolas. Es un material rico en sales, especialmente sodio y cloruros, que deben ser retirados previamente a su uso, esto se hace mediante un simple lavado en abundante agua corriente y de arrastre.

Tierra

La tierra sigue siendo el sustrato ideal para muchos cultivos que van al jardín vertical. Sin embargo, debemos elegir un tipo de tierra enriquecida en nutrientes y que aporte buen drenaje con poca acumulación de agua.

Las mezclas de sustratos terrosos de 1/3 de tierra de jardín, 1/3 de compost y 1/3 de vermiculita es adecuada para el uso en un jardín vertical. 

Este sustrato retiene bien el agua y proporciona muchos nutrientes de liberación a medio y largo plazo, por lo que solo se necesita el complemento eventual con abono.

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7- El sistema de riego.

El sistema de riego es fundamental para la vida de un jardín vertical. Otra vez, viene condicionado por los tipos de plantas a cultivar. Hay plantas que demandan un sistema de riego específico, que exige regarlas a mano y rociar las hojas mediante un aerosol suave.

Otras solo necesitan humedecer un poco el sustrato, pues son susceptibles a los excesos de humedad. Incluso, en una sola pared vegetal podemos tener varios tipos de plantas con diferentes exigencias de riego, lo que hace el diseño más complejo.

La frecuencia del riego del tipo de planta, la temperatura ambiental y  la sequedad del ambiente. La especie de la  planta puede requerir diferentes formas de riego dependiendo de la estación.

En términos generales, las plantas de hojas delgadas necesitan mayor frecuencia de riego con menor cantidad que las de hojas gruesas.El riego habitual en un lugar cubierto es 2-3 veces a la semana y al aire libre en climas o estaciones cálidas es de 4-5 veces a la semana. 

Un signo de deshidratación de las plantas lo podemos ver en los bordes de las hojas y en la vivacidad de la planta. Cuando tienen hojas arrugadas, con poco brillo y con un aspecto “dormido” es una señal de necesidad de agua.

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Sistemas de goteo

Para los jardines verticales, el mejor sistema de riego es el riego gota a gota o por goteo, esto permite controlar la frecuencia y cantidad de agua que absorbe cada planta.

Además evita al máximo los olvidos y errores humanos que pueden cambiar la cantidad de agua que reciben las plantas cada vez. Los sustratos hidropónicos permiten mejor el paso del agua que los sustratos de tierra natural, esto debe también tenerse en consideración.

La permeabilidad hidráulica del sustrato hidropónico es de 10 a 100 veces mayor en los sustratos hidropónicos frente a los suelos tradicionales.

Por lo tanto, el riego por goteo debe ajustarse en torno a la absorción y retención de agua del sustrato, además de como es obvio, la necesidad de la planta. La disposición de las bocas de riego a una mayor distancia permitirá que se vaya regando una zona inferior, pues en el recorrido puede haber evaporación.

En cambio las bocas más cercanas a la planta escurre más fácilmente el agua hacia la raíz por lo que son más eficientes. Si ubicamos el riego en la parte superior de la planta, por la misma evaporación quedará seca antes y el riego será menos eficiente.

El cálculo de la variables de riego es complejo, pero en la mayoría de los sistemas de riego automático tienen formas de programas automáticos muy sencillos.

Riego por aspersión

Una forma de programar un riego eficiente del jardín vertical es mediante aspersión. Esto se puede hacer de forma manual con bombas o manguera pero también se puede programar mediante sistemas automatizados de riego.

Usando cronómetros y dosificadores de agua, se pueden programar riegos a determinadas horas del día que alimenten las plantas en las horas necesarias. Por lo general, se recomienda programar el riego para las últimas y primeras horas del día. Esto reduce el riesgo de evaporación y provee a la planta de un riego más controlado, efectivo y provechoso. 

La forma más sencilla de programar estos riegos de forma casera es con pequeñas bombas que tomen el agua de un depósito, un aspersor y un temporizador. De manera sencilla se puede programar el riego colocando el aspersor cerca del jardín vertical. La bomba se encenderá a una hora determinada y regará el jardín de manera eficiente aún en nuestra ausencia.

Para aquellos sustratos con alta retención de agua, la mejor forma de programar la bomba para regar con un intervalo de descanso. Esto evitará la saturación del sustrato y por lo tanto el derrame innecesario.

Algunos diseñadores colocan el aspersor en la parte superior del jardín vertical para que por gravedad se rieguen el resto de las plantas. Con un sistema de regaderas o  a través de simples tubos perforados que se ubican discretamente en la parte superior del jardín.

Hay que cuidar el exceso de riego. Esto tiene tres elementos negativos:

  • La acumulación de agua puede pudrir las raíces de la planta poniendo en riesgo la integridad y supervivencia de la planta.
  • Los excesos de riego pueden ‘lavar’ los nutrientes del sustrato por arrastre y con ello se reduce la eficiencia del sustrato y se pone en riesgo la planta.
  • La acumulación de agua en la base del jardín puede crear malos olores, propicia el crecimiento de plagas como gusanos, ácaros y mosquitos. 

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8- El sistema de iluminación y de humedad

Los jardines verticales se racionalizan orientados a una fuente de luz que puede ser natural o artificial. Con la elección de las plantas adecuadas para el jardín vertical y la orientación adecuada no padecerán escasez de iluminación. 

En los jardines interiores no sucede lo mismo ya que por la propia arquitectura la luz solar a veces no llega lo suficientemente bien para acentuar la estética del jardín vertical.

Por ello, se exige una buena iluminación aunque no haya sol directo, en este caso es adecuado complementar la luz solar con luz eléctrica. En este sentido, hay bombillas que generan luz especialmente adecuadas para el crecimiento de las plantas.

Algunas plantas necesitan una luz, brillante o indirecta, es este sentido la iluminación fluorescente da un ambiente ideal pues emite luz pero no calor.

La iluminación con filtros de colores da en la noche un toque casi mágico a los jardines verticales en el interior y exterior. Siempre debemos recordar que las bombillas deben colocarse alejadas del contacto con las plantas para no dañarlas.

Al igual que el riego, hay sistemas de temporización de la iluminación que pueden encenderse y apagarse a determinadas horas para ahorrar luz y energía.

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Control de humedad

Del mismo modo en que se pueden controlar el riego y la iluminación, se puede controlar la humedad del jardín vertical.

Si el lugar donde está el jardín vertical es muy seco bien por el clima atmosférico o por la sequedad que se produce artificialmente, conviene colocar un control de humedad.

Aumentar localmente la humedad es sencillo con el uso de soluciones naturales como colocar fieltros o esponjas húmedas en la proximidad del jardín.

Otro modo más sofisticado es utilizado recipientes especiales que se sitúan en los alrededores con aparatos humidificadores eléctricos programables y automáticos.

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