
Zonificación en arquitectura
La zonificación en arquitectura se define como un análisis que nos permite determinar los parámetros a respetar para construir un proyecto en un lote, ubicando correctamente los espacios del proyecto según las necesidades. Una vez que hemos analizado el sitio y contamos con el programa de necesidades y los diagramas, podemos decidir en qué lugar del terreno ubicar cada uno de los espacios, teniendo en cuenta sus diversos requerimientos y las ideas rectoras. Es decir, iniciaremos una zonificación.
Al zonificar vamos definiendo la ubicación de las diferentes zonas y los espacios de cada zona en el terreno. Al hacerlo, tomamos en cuenta la orientación, las circulaciones y flujos y los remates visuales.
Decidiremos, según el estudio de los flujos peatonales y vehiculares, por dónde será el ingreso principal, por dónde quedará el espacio de recibo, hacia dónde deberán dar los servicios, en dónde quedarán los espacios principales, cuáles serán las principales circulaciones etc.
Para ubicar cada espacio debemos jerarquizar, priorizar, tomar decisiones según el conocimiento que tenemos de las necesidades a resolver. La zonificación en arquitectura se hace en la misma escala en que está dibujado el terreno. Muchas veces es útil auxiliarse de papeles cortados con áreas similares a las que requiere cada ambiente, papeles que se van colocando sobre el dibujo del terreno.
Hay diversas posibilidades de ubicar un espacio en un terreno y la zonificación inicial seguramente no será exactamente la misma del diseño final, pero es una forma de ir haciendo avanzar nuestro trabajo.
Al zonificar, pensaremos en los recorridos de las personas; qué observarán; qué verán al fondo, cuál será el punto al cual dirigirán sus miradas. Esto es importante ya que definiremos recorridos y estos deberán ser agradables, lógicos, interesantes.
La importancia de la zonificación en arquitectura
En la zonificación surge la creatividad del arquitecto ya que hay muchas formas de zonificar los espacios y debemos ir tomando decisiones, eligiendo alternativas. En esto influyen nuestras ideas sobre cómo quisiéramos que se vea el lugar, cómo quisiéramos modificarlo, alterarlo; tienen mucha importancia los deseos de los futuros usuarios y nuestros propios deseos, gustos y recuerdos.
Generalmente el terreno, el clima, la vegetación, los alrededores e, incluso, accidentes fortuitos nos dan ideas para la zonificación. Al zonificar, iremos imaginando muchos aspectos del edificio, tendremos una vaga idea sobre su volumen, su forma y proporciones, tendremos algunas ideas rectoras.
Desearemos, por ejemplo, que no se corte ninguno de los árboles existentes, que se aprovechen determinadas vistas, que la edificación no sea triste ni monótona, que esté muy bien iluminada y ventilada, que no se parezca a algunos edificios que nos desagradan, que sea algo fuera de lo común, admirada por todos. Pero la forma la iremos perfilando poco a poco, a través de sucesivos tanteos, que irán resolviendo incontables requerimientos.
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