Arte germánico

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Los pueblos germánicos invadieron el Imperio Romano dividiendo el territorio en diversos reinos donde los pueblos invasores pasaron a ser la clase dirigente. A partir de este momento se crearon nuevas entidades políticas y culturales que se afianzarían a lo largo de toda la Edad Media creando las diversas nacionalidades existentes hoy en día.

Al arte germánico también se le llama arte bárbaro. Este tipo de arte suele centrarse cronológicamente en las invasiones bárbaras o los reinos germánicos tras su cristianización y asentamiento en el antiguo Imperio Romano a partir del siglo V.

Detalle de la corona votiva del rey visigodo Recesvinto 672.
Detalle de la corona votiva del rey visigodo Recesvinto, 672.

La estética germánica es reconocible como una constante cultural opuesta a la del arte mediterráneo y que se encontraba en el arte de Alemania, Austria y el norte de Europa. Entre los pueblos germánicos se encuentra el visigodo quienes se asentaron en la península ibérica. Los visigodos desarrollaron un estilo propio de gran importancia donde se destacó la orfebrería en coronas y cruces como la hallada en piezas de los tesoros de Guarrazar y Torredonjimeno.

Orfebrería y decoración

Unos de los rasgos propios de la cultura nómada que se agregaron al arte germánico fueron la fabricación de pequeños objetos transportables y el gusto por la filigrana y la orfebrería.

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Los pueblos bárbaros eran excelentes en el trabajo de los metales haciendo desde objetos de uso diario como joyas, objetos rituales hasta armas.

Entre la orfebrería germánica se destacaron piezas como:

  • Bracteatos: Medallas usualmente de oro llevadas como ornamento.
  • Fíbulas: Piezas metálicas usadas para sujetar y unir prendas de vestir (los botones no se inventaron hasta la Edad Media).
  • Los esmaltes: Técnica del esmaltado (fusión del cristal en polvo con un sustrato) en cerámicas.

Gracias a los contactos culturales de múltiple procedencia a lo largo de toda Europa y Asia (incluido el Próximo y el Extremo Oriente y la zona de las estepas entre Europa oriental y Asia central), se desarrollaron formas decorativas basadas en el estilo polícromo (localizable entre los hunos y el Mar Negro alcanzando la orfebrería de los visigodos, los francos y los lombardos en el siglo VII) o el estilo animal.

 Arquitectura

Las primeras manifestaciones arquitectónicas del arte germánico no tuvieron gran relevancia debido por la pobreza en los materiales y la falta de un diseño durante la construcción. Normalmente, aprovechaban las construcciones romanas y sus materiales.

Mausoleo de Teodorico, ca. 520.
Mausoleo de Teodorico, ca. 520.

Los elementos más usados fueron arco de medio punto y la bóveda. En este periodo destacaron los edificios ostrogodos en Italia, por ejemplo, el Mausoleo de Teodorico en Rávena.

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La arquitectura de los visigodos incluyó el empleo de la sillería, el arco de herradura y la bóveda, ya fuera de cañón o de aristas.

Algunos ejemplos de iglesias visigodas incluyen:

  • Basílica de tres naves: San Juan de Baños, Palencia.
  • Iglesia de una nave con cámaras laterales: San Pedro de la Mata, Toledo.
  • Iglesia de cruz griega: Santa Comba de Bande, Orense.

En España, la arquitectura visigoda incluyó el uso particular del arco de herradura y, en ocasiones, plantas de cruz latina con iglesias de naves a diferentes alturas. Escultura Los pueblos germánicos usaron la escultura en piedra para la decoración de las iglesias y los baptisterios. Realizaron relieves planos, en capiteles y sarcófagos siguiendo modelos tardorromanos. Unos de los principales referentes son los relieves de Poitiers en Francia o de Cividale en Italia.

El pueblo visigodo incorporó la escultura figurativa a las iglesias en los frisos con relieves y los capiteles.

Unos de los referentes más importantes son: Quintanilla de las Viñas en Burgos, y San Pedro de la Nave en Zamora.

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Numerosos talleres italianos y de las Galias desarrollaron la talla de marfil, formas que más tarde fueron adaptadas en la confección de las cubiertas de los libros más exclusivos.

Ya que el marfil tenía poco uso monetario y era difícil de reciclar, sus obras se convirtieron en piezas originales, contrario a lo que pasaba con muchas obras hechas en metales preciosos de las cuales no se tienen vestigios.

Pintura

En la pintura germánica, se destacó la miniatura. Los retratos en miniatura fueron muy populares, así como las escenas de la vida diaria y los paisajes. Unos de los principales referentes de la miniatura son los sacramentarios (libro católico antiguo que contenía oraciones, ceremonias de la liturgia y administración administración de los sacramentos), de Luxeuil y Gelasiano en el Vaticano.

En la pintura se desarrolló la iluminación de manuscritos, es decir, la ilustración de los libros religiosos mediante miniaturas con pinturas o dibujos incluidas o no en escenas o composiciones.

La ilustración de manuscritos incluía distintos motivos ornamentales como dibujos que realzaban las letras capitales de ciertas páginas, separadores de columnas ilustrados con motivos que representaban arquitecturas fingidas, arabescos, tallos y hojas que se apropiaban de las márgenes.

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